Hace miles de años, existía una civilización llamada Flamma, donde el fuego, los leones y la valentía eran muy importantes. Los habitantes vivían rodeados de una naturaleza salvaje y se enfrentaban a grandes desafíos todos los días.

Un día, un grupo de jóvenes audaces decidieron crear un juego que les permitiera expresar su valentía y unir a la comunidad. Inspirados por la majestuosidad de los leones y el poder del fuego, inventaron un juego que llamaron «Flammaball».  Confeccionaron un balón utilizando pieles de animales y lo llenaron de arena para darle peso y resistencia. Su forma redonda y suave facilitaba su manejo y permitía a los jugadores moverse con destreza.

El objetivo del juego era llevar el balón a través de un arco rodeado de llamas. Los jugadores debían mostrar su valentía enfrentándose a obstáculos y evitando ser atrapados por los leones que vigilaban el campo. El Flammaball se convirtió rápidamente en el deporte favorito de la civilización de Flamma.

Era una oportunidad para que los jóvenes demostraran su valentía y celebraran la fuerza de su comunidad. Cada vez que un jugador anotaba un gol, las llamas en el arco se intesificaban, creando un espectáculo fascinante y emocionante. Era una muestra de la pasión y la energía que fluían a través del juego.

Hoy en día, en honor a la antigua civilización de Flamma, hemos decidido que forme parte de Invictus, para recordarnos que la valentía y la determinación pueden transformar un simple juego en una fuenta de inspiración y un símbolo de nuestra capacidad para enfrentar los desafíos de la vida con audacia y perseverancia.